Este invierno ha sido realmente escaso en precipitaciones. No tenemos agua en los embalses ni nieve en las montañas. Pero no es nuevo, en un país como el nuestro estamos acostumbrados a la sequía, un problema grande de siempre y que parece que con el cambio climático va a más.
Además, cada vez estamos más concienciados con la sostenibilidad y el uso racional de los recursos. Por estos motivos creemos que es bueno hacer un repaso de cómo podemos contribuir con un buen mantenimiento de nuestra piscina.
Este tema para nosotros es realmente importante, el agua es un recurso escaso, que valoramos y cuidamos poco en los países que tenemos la suerte de disponer de ella.
No vacíes «nunca» la piscina
Existe la «creencia popular» que es bueno vaciar y renovar el agua de la piscina cada pocos años. Esto no es cierto. Si se utilizan los químicos adecuados, el agua de la piscina se puede mantener durante años y años. No podemos decir que nunca necesitarás vaciarla, pero solo será en casos aislados. La puedes mantener por más de 10 ó 15 años sin problemas.
Pero esto implica en primer lugar no utilizar pastillas de cloro ni cloro granulado. Aquí lo explicamos en detalle, pero para abreviar la secuencia es la siguiente:
- Si utilizas pastillas de cloro estás agregando ácido isocianúrico a la piscina (un poco más de la mitad de las pastillas son ácido isocianúrico).
- El ácido isocianúrico no desaparece de tu piscina con la evaporación, ni se consume, siempre se queda en el agua (a no ser que vacíes).
- El ácido isocianúrico, a partir de 50 ppm, comienza a anular significativamente el efecto del cloro. A partir de 70-100 ppm en la mayoría de los países hacen cerrar una piscina pública.
- En el primer año de utilizar solo pastillas, lo más habitual es sobrepasar los 50-70 ppm. Depende de cuántas pastillas hayas utilizado.
- Como a partir de 50 ppm el cloro hace menos efecto, con 50-70 ppm pueden salir algas, o proliferar bacterias. Es posible, pero no siempre sucede.
- En el segundo año de utilizar pastillas llegarás a 100-150 ppm. El agua estará transparente y piensas que todo va muy bien. En este punto es bastante probable que tengas episodios de algas o bacterias (porque el cloro casi no hará efecto), que tal vez puedas evitar con una supercloración y volver a tener un agua transparente (aunque insana).
- En el tercer año pasarás de 150 ppm, en incluso de 200-250 ppm. Lo hemos visto en bastantes casos. En este punto tarde o temprano tendrás algas y bacterias porque el cloro está totalmente secuestrado por el ácido isocianúrico. Y además aquí ya no podrás eliminar las algas por mucho cloro que eches. Tendrás que vaciar y volver a llenar la piscina con agua fresca.
¿Qué opciones tengo? En la entrada de las formas del cloro lo contábamos: debes utilizar cloro líquido, lo cual significa echarlo todos los días (una pesadez), o dosificarlo automáticamente con algún aparato de dosificación o un clorador salino. También puedes utilizar bromo, que lo tienes en pastillas (que no tienen isocianuro), pero es más caro que el cloro. Y hay otras formas de desinfección, aquí las puedes encontrar.
¿Cómo hago en invierno?
Es evidente que si el agua no se cuida en invierno, parece que se echa a perder. Pero no es así, aunque esté verde se puede recuperar. Lo ideal es que se mantenga bien durante el invierno, como explicamos aquí. Resumimos las ideas principales:
- Mantener la piscina en invierno sana y transparente no cuesta mucho tiempo ni dinero. El sol tiene poca radiación, y se consume mucho menos cloro. Si utilizas un dosificador de cloro líquido, consumirá no más de 20-30 litros de cloro en el invierno para una piscina de 50 m3 (cifras aproximadas). Y algo más en primavera.
- Incluso con poco tiempo de filtración al día, podrá mantener el agua en buen estado. Este invierno, con 1,5 horas al día, hemos mantenido una piscina de 50 m3 impecable.
- Si bien se recomienda, no hace falta cubrir la piscina en invierno. El sol incide poco, y casi no se evapora el agua. En nuestra experiencia la piscina siempre ha acumulado más agua por las precipitaciones de la que se había evaporado. Incluso en este invierno tan seco de 2021-2022, como muestra el detalle de la foto.
- Si no cubres la piscina, con el agua de exceso puedes aprovechar para hacer contralavados o pasar el limpiafondos en modo vaciado (y limpiar la suciedad del fondo que cae en invierno).
- No utilices químicos de invernaje. Es agregar «potingues» a la piscina. Solo utiliza cloro, corrector de pH, y algo de bicarbonato de sodio para corregir la alcalinidad según el nivel. Igual que en verano, pero necesitas cantidades mucho menores.
- Si tienes clorador salino, no puedes utilizarlo en invierno. Las placas de titanio de la célula de electrolisis de un clorador, se degradan rápidamente si trabajan a temperaturas del agua inferiores a 13ºC. En este caso, puedes agregar cloro líquido (nunca pastillas como hemos dicho arriba). Nosotros recomendamos cada semana, pero si se hace pesado seguramente si lo agregas cada 2 semanas puedas mantener el agua bien (deberás estar atento si comienza a volverse un poco verde, y por supuesto deberás echar el doble que si lo haces cada semana).
Mantener el agua equilibrada
El cuidado de la piscina no solo es el cloro y el pH. Aquí se explica un poco más, pero de manera muy simple se resume en que hay 6 medidas que hay que tener bajo control:
- Cloro libre: para desinfectar (matar bacterias) y oxidar (eliminar materia orgánica).
- Nivel: entre 1 y 3 ppm
- Frecuencia de medición: todos los días en temporada
- Cloro total: cloro libre + cloro combinado. Se utiliza para saber el cloro combinado por diferencia. Si el cloro combinado es alto (cuando pasa de 0,3 ppm), hay que eliminarlo.
- pH: no es bueno que sea ácido ni básico para piel, pelo, etc. Además de por otras razones, es importante porque si no está en el rango adecuado, el cloro no hace efecto.
- Nivel: entre 7 y 7,5 para piscinas de cloro, y puede subir hasta 7,8 para piscinas de bromo
- Frecuencia de medición: todos los días en temporada
- Alcalinidad: de manera muy breve, estabiliza el pH.
- Nivel: entre 80 y 120 ppm
- Frecuencia de medición: cada 15-20 días en temporada
- Dureza: una agua muy dura provoca calcificaciones y demasiados sólidos en el agua, y un agua muy blanda es muy agresiva con todo lo que encuentre que contenga ciertos elementos y sales (como la lechada del gresite, por ejemplo).
- Nivel: entre 200 y 400 ppm
- Frecuencia de medición: un par de veces al año aprox, o cuando se repone mucha agua.
- Ácido isocianúrico: bueno para proteger al cloro del sol, malo a partir de 50 ppm por lo que hemos comentado.
- Nivel: entre 30 y 50 ppm
- Frecuencia de medición: si se utilizan pastillas se debe medir cada mes. Si no se utilizan pastillas, un par de veces al año, o cuando se repone mucha agua.
Todas estas medidas (más la sal en piscinas salinas) confluyen en el índice de Langelier, que es como un resumen de lo sana que está el agua. Lo trataremos en otra entrada.
Agua transparente no es sinónimo de agua sana
Para finalizar, destacar este punto. Es común escuchar «tengo el agua perfecta» porque está transparente. Existen muchos líquidos transparentes y perjudiciales para la salud. Podemos tener el agua aparentemente bien y muy transparente, pero con unos desequilibrios importantes.
Sin volvernos locos, al menos comprueba las 6 mediciones que hemos mencionado antes.